Lo que más me gusta de las sesiones de preboda es dejarme guiar. Por eso me encanta que me llevéis a lugares que, de alguna forma, son especiales para vosotros, ya sea porque os gustan los colores del paisaje, su olor u os traiga algún recuerdo. A partir de ahí, conectar ya es pan comido. Y eso fue exactamente lo que logramos con Irina y Álvaro.
En su caso, Álvaro me llevó a conocer su pueblecito, La Romana, en la provincia de Alicante. Una localidad de canteras de mármol y llena de viñedos por los que pudimos disfrutar de una sesión muy especial y diferente.
No puedo parar de decirlo pero los reportajes de preboda, a mi parecer, son muy importantes. Nos permiten sembrar y, luego, cosechar un nivel de confianza mutua que nos ayuda a pasar desapercibidos en el día de vuestra boda.
Por cierto, Irina y Álvaro celebraron su boda en el Huerto del Cura de Elche, pero no nos adelantemos, sigamos con la sesión de preboda que hoy os voy a mostrar: